Doctor Strange (MARVEL)

Siempre me han gustado los viernes. Cerrar la maleta con un poco de presión y volver a Pamplona. Al cielo gris. A casa. He de confesar que últimamente la compañía hace que me gusten aun más. Y es que cómo no me van a gustar los viernes si, además de ver a mis amigos, vamos al cine. 

Vengo a hablaros precisamente de la última película que vimos y que me dejó con la boca abierta: Doctor Strange, del director Scott Derrickson. Os pongo un poco en situación.

Doctor Srange es una película de superhéroes (la decimocuarta del Universo cinematográfico de Marvel), basada en el personaje de Marvel Comics con el mismo nombre. La verdad es que las expectativas en general eran altas y al público habitual de Marvel le asustaba un poco la adaptación. Además, el trailer (que os lo dejo por aquí abajo) había causado bastante polémica desde que salió, pues en él aparecía recreado un mundo que se plegaba sobre sí mismo y era muy similar al de la película Inception (Origen, 2010). Muy lejos de eso, no decepcionó a nadie. Ahora en serio, una pasada. ¡Y menudo final! 




El Doctor Stephen Strange (interpretado por Benedict Cumberbatch) es un prestigioso neurocirujano de Nueva York. Es brillante, talentoso y derrocha arrogancia. Sin embargo, su vida no será la misma después de sufrir un terrible accidente de tráfico.

Sus manos dañadas amenazan acabar con su exitosa carrera y, aunque consigue recuperar parte de su movilidad tras varias intervenciones quirúrgicas, no vuelve a tener la pericia necesaria para operar otra vez. Strange se ve obligado a buscar una curación alternativa y parte a un misterioso enclave conocido con el nombre de Kamar-Taj en el Himalaya. Allí su vida dará un giro de 180º para siempre.

Descubre por medio de El Anciano (Tilda Swinton) que el mundo en el que vive es tan solo una realidad entre muchas y que con el entrenamiento adecuado su mente conseguirá al fin curar su cuerpo. Poco a poco se revelarán sus poderes psíquicos, como la telepatía, la proyección astral o le teletransporte. Dotado de los poderes mágicos que acaba de adquirir, Strange, se verá obligado a elegir entre regresar a su vida de privilegios y estatus social o dejarlo todo para defender el mundo de fuerzas oscuras e invisibles dispuestas a destruir nuestra realidad. Es una película en la que el valor del tiempo jugará un papel esencial y estará muy presente desde el principio hasta el final.

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